Archive for March, 2009

AMORES MODERNOS, GUÍA COSMO DE LAS NUEVAS RELACIONES

Monday, March 30th, 2009
FOTOS: MARC BAPTISTE. TEXTO: DEEPA MENON. CON EL APORTE DE: ANALÍA SEVERINO.
Vía e-mail, abiertas, en casas separadas… Ya no se trata de amar y punto. Conocé las últimas tendencias a la hora de formar pareja.

A veces hay que darle un giro a la relación, ¿no?
Se conocieron en un baile de carnaval, estuvieron de novios cinco años y, cuando los dos se recibieron, finalmente se casaron. Seamos sinceras: la historia de amor de tus papás puede resultarte encantadora… pero no tenés ni media intención de imitarla. Obvio: tus prioridades son diferentes. Además, reconozcamos que para el amor no hay fórmulas únicas ni recetas familiares que pasen de generación en generación. Por eso, cada vez son más las chicas que eligen nuevas modalidades de pareja, totalmente adaptadas a sus necesidades y preferencias. Leé esta nota y descubrí sus ventajas… y riesgos.

1- Relaciones de fin de semana

Somos chicas muy ocupadas. Llegamos a casa a la noche con cien gramos de jamón crudo en una bolsa (¿alguien tiene fuerzas para cenar otra cosa que no sea un sándwich?) y con un humor acorde a nuestro cansancio. Nuestro chico tampoco se muere de ganas de jugar al gran gourmet… y no hablamos sólo de lo gastronómico. Aunque la convivencia suele ser considerada un síntoma de progreso en el amor y en la intimidad, llegar a casa agotadas para encontrarnos con otra persona que está igual que nosotras no es un panorama muy romántico que digamos.
Por eso es que las relaciones de fin de semana, por más modernas o desaprensivas que te parezcan, resultaron para muchas “la” solución. ¿De qué hablamos? De ver a tu chico sólo desde el viernes a la noche hasta el lunes a la mañana (o el domingo a la noche). El resto de los días podés dedicarte a trabajar full time, pasar tiempo con tus amigos, hacer gimnasia, ir de shopping, estudiar japonés o mirar Los exitosos Pells en piyama. Además, después de cinco días sin verse (¡ni tocarse!) podés imaginarte cómo son los reencuentros…
“Este tipo de opciones funciona bien en las parejas que aún no tienen hijos”, observa la psicoanalista Iris Pugliese, codirectora del Centro Psicoanalítico Argentino. “Si la libido está puesta en el progreso laboral y no en armar una familia, las visitas de fin de semana son una opción. Habría que ver qué pasa si en algún momento una de las dos partes quiere tener hijos”.
Mientras, la relación no tiene desperdicio y es puro placer. “El encuentro se produce en un tiempo y espacio favorecedores, porque el finde es ‘el momento’ para darse los gustos: salidas, trasnoches, viajecitos, fiaca. Eso sí, te queda un casillero vacío: no sabés cómo se vincularían si la rutina y las cuestiones domésticas los envolvieran”, explica la psicóloga Claudia Martínez, directora del Centro Psicológico Asistencial.

2- Amigos privilegiados

Pensabas que esa idea de los “amigos con derecho a roce” era una pavada propia de Atracción x 4, hasta que una noche miraste bien a tu mejor amigo (digamos que también lo besaste, ejem…). ¿Qué pasó? Ahí descubriste que, en realidad, era una muuuy buena idea. Este tipo de vínculo no se ve amenazado por las instancias menos idílicas de una relación tradicional, como pueden ser la rutina y las escenas de celos. ¿Cuáles son los beneficios? No se trata de un touch and go, sino de alguien que te conoce y te quiere. Pero, claro, hay un riesgo: enamorarse.
“El sexo con un amigo siempre es un terreno delicado”, advierte Pugliese. “Hay afecto y también hay una sinergia sexual (por eso van a la cama); frente a este combo, es difícil que una de las dos partes no termine más involucrada. Saber transitar la línea delgada que separa el sexo del amor es fundamental”. Si no tenés bien claro esto, podés navegar en aguas turbulentas.

3- Algo más que colegas

A tu oficina sólo le falta una cama y no porque vayas a hacerlo ahí con él (¿o sí?), sino porque prácticamente vivís entre esas cuatro paredes. Por eso, no es tan raro que siempre termines enganchada con un compañero de trabajo.
“La afinidad intelectual y los mismos intereses compartidos también impactan en el plano afectivo. Por eso, un alto porcentaje de relaciones se inician en este ámbito”, explica la psiquiatra Andrea Kadar. ¿La ventaja de este tipo de relación? El tiempo compartido, la afinidad y las redes sociales que se establecen. “Lo no tan bueno es que las dificultades laborales puedan afectar emocionalmente a la pareja, o viceversa”, analiza Kadar.

4- Sin los tuyos… ni los míos

Este tipo de parejas jamás (pero nunca, en serio) mezclan a padres, suegros, amigos, hermanos o primos en su historia. El vínculo es exclusivo de los dos. Pueden tener muchos desacuerdos, salvo uno: no existe la frase “te presento a mi mamá” o “¿vamos al cine con los chicos?”.
“Hoy en día existe un gran número de relaciones en estas condiciones: evaden el entorno del otro para evitar roces y compromisos. Y, lógico, como hay menos personajes en danza, hay menos conflictos. Lo que no se tiene en cuenta es que el amor no es exclusivamente de uno a uno: existen más personas detrás de él o de ella”, agrega Kadar.
Según Martínez, “en general, las personalidades más inseguras se embarcan en estas relaciones, porque dudan de cuál es su lugar en la vida del otro. Creen que si entra en escena la mamá o el mejor amigo de su pareja, ellas quedarán excluidas. Pero no es así: cada uno tiene su propio rol y espacio” .

5- Relaciones abiertas

Ya lo sabemos: después de un tiempo, si no hacemos algo, la rutina va ganando espacio dentro de la relación. Y cuando tu tanga animal print empieza a estar más tiempo adentro que afuera del placard, algo pasa… o no pasa. Por suerte, hay muchas formas de evitar que la pareja se estanque, y muchas de ellas ya las conocés por Cosmo.
Pero hay una bastante menos convencional: el amor libre. ¿De qué se trata? De un acuerdo entre los dos para darse mutuamente la libertad de estar sexualmente con otra gente. ¿Te parece demasiado rebuscado y riesgoso? Es cierto: es un terreno más que peligroso y muchas de nosotras ni siquiera podemos admitir la idea de que nuestro chico esté con otra mujer.
“Resulta difícil pensar que los miembros de una pareja lleguen a ceder tan fácilmente la ‘exclusividad’ sobre el otro. De todas formas, si está consensuado entre los dos, puede funcionar. Lo que salva a las parejas no es la apertura sexual, sino la posibilidad de llegar a un acuerdo sobre algo”, explica la sexóloga Diana Resnicoff, vicepresidente de la Sociedad Argentina de Sexualidad Humana.
Por más que los especialistas aclaren que la gente que está metida en este tipo de relaciones no se va a la cama con cada persona que le sonríe, lo cierto es que muchos de los que aceptan este modelo de relación terminan sufriendo. La psicologa Claudia Martínez opina: “La pregunta implícita en esta clase de vínculo es: ‘¿A quién preferís, al otro o a mí?. Es inherente al ser humano sentir que el otro le quita su lugar”

6- Taza, taza…

Cada uno tiene la llave del idilio… que es la de su propia casa. Lo visitás, él te va a ver, miran tele en el departamento con el sillón más cómodo y tienen sexo en la cama donde mejor se acomodan. Pero dormir juntos… ¡nunca! “Este tipo de vínculo es ideal para personalidades a las que les cuesta ceder o temerosas del otro. Los seduce la idea de tener un lugar propio donde acurrucar sus manías, de no acordar decisiones domésticas y de mantener cierta independencia”, explica Martínez.
Al no haber convivencia, no se conoce el mal humor del otro al despertarse o sus ronquidos. “Pero ciertas parejas, en algún momento, sienten la necesidad de vivir algo más real. En ese caso, si los dos son muy celosos de sus espacios, pueden probar quedándose sólo algunos días a dormir con el otro y no hacer una mudanza o una venta de alguno de los departamentos de forma abrupta. Además, si no hay cerca un plan de tener hijos, relacionarse así es una buena manera de potenciar el placer al máximo. ¿Si funciona? No hay fórmulas. Sólo hay que seguir con esa ‘rutina antirutina’ en la medida en que las dos partes se sientan a gusto”, agrega Martínez.

7- Relaciones a distancia

Supongamos que durante las vacaciones conociste a un chico extranjero y te enamoraste, pero él tuvo que regresar a su país. También puede ser que tu novio haya aceptado un puesto temporal en otra provincia… ¡o continente!
Hasta no hace mucho, cualquiera de estas dos situaciones implicaba una despedida desgarradora en Ezeiza y el punto final de la relación en cuanto el avión despegaba. Hoy en día, con todos los recursos tecnológicos a nuestra disposición, la posibilidad de un romance a la distancia no resulta tan de ciencia ficción.
“En parejas acostumbradas al contacto diario, que tenían una vida en común, la necesidad de verse es mayor. Y aunque se extrañan, se necesitan y notan el cambio, muchas logran hacer que la relación sobreviva, porque ya estaban consolidadas”, explica la licenciada Martínez. Pero, por otro lado, ¿alguien puede resistirse a la adrenalina de un reencuentro que empieza con el glam y el romanticismo de un aeropuerto y continúa con una semana sin salir del dormitorio? “El volver a verse y a tocarse se vive de una forma muy intensa y mantiene una ilusión constante en la pareja. Además, con la distancia no se sufre el desgaste de la rutina”, explica Kadar.
Pero, claro, también existe el riesgo de que la relación se enfríe, de discutir para acordar a quién le toca viajar esta vez, o de desconfiar de la fidelidad del otro. ¿Cómo se sobrevive frente a todo esto? No es un milagro. Según Kadar, “para mantener el interés y encontrarle sentido a la relación a distancia necesitás saber que existe la posibilidad concreta de, en un futuro, vivir en la misma ciudad. De esta manera, podés hacer proyectos para cuando llegue ese momento. Hay que esforzarse y viajar para verse, mantener una comunicación constante (¡con webcam hasta se puede tener sexo virtual!) y demostrar que se lucha por la pareja. Pero si no hay fecha de retorno, todo se vuelve más complicado”. ¿Lo mejor? Asegurate de que tu amor tenga pasaje de vuelta.

DOMINGOS SIN BAJÓN

Thursday, March 26th, 2009
Año XIX | Nº 1221 – Buenos Aires – Argentina
REVISTA MÍA, SEMANARIO FEMENINO
Sección Psicología
Por Adriana Aboy Fuente
Asesoramiento: Licenciada Iris Pugliese, especialista en terapia de parejas y familiar.

Descubra cómo salir de la soledad, las obligaciones y el encierro y convierta sus fines de semana en inolvidables días de luz, libertad y diversión.

Para unos, el viernes a la noche es la entrada triunfal al fin de semana, lleno de promesas de descanso y diversión. Pero para muchos otros, es el ingreso a un túnel que empieza sombrío el sábado y termina en un domingo negro.
Quienes no soportan el fin de semana, ponen en el domingo, especialmente por la tarde, toda la culpa. Incluso, si tienen actividades o lo dedican al descanso. Vale la pena, entonces, averiguar qué pasa con este conflicto y cómo, los que padecen los fines de semana, pueden convertirlos en los dos mejores días de la semana.

¿Será la agenda llena?

El fin de semana arranca el sábado bien tempranito yendo a correr o a la práctica del deporte favorito, de shooping o al supermercado. Sigue llevando y trayendo a los chicos de talleres, cumpleaños y encuentros. Termina con una ducha exprés antes de cambiarse para ir a la casa de amigos, al cine o a bailar. El domingo, siguen corriendo las agujas del reloj mientras planchamos, ordenamos tareas escolares y emprolijamos apenas las uñas.
¿Por qué al finalizar el bendito fin de semana no se pudo cumplir con lo planeado? Simplemente porque la agenda sobrecargada es el mejor camino para terminar haciendo la mitad de lo planeado, con la frustración que eso significa y la deuda que deja para el próximo fin de semana.
Este obstáculo se salva volviendo a aprender a disfrutar del ocio. Muchas veces, las ideas más creativas y las mejores demostraciones afectivas nacen de esos maravillosos momentos en los cuales uno, simplemente, se dedica a no hacer nada. ¿De qué manera hubiera podido nacer la filosofía si Aristóteles, Sócrates o Platón, caminando en compañía de sus discípulos, no hubieran dedicado horas al diálogo y al ocio creativo?

¿Qué puede hacer?:

➤ Aprender a delegar y a pedir ayuda a la pareja, a los hijos o a una amiga solidaria para hacer con muchas manos lo que sus únicas dos no alcanzan a terminar.
➤ Dejar a los chicos, de vez en cuando, en casa de abuelos, tíos o amigos para darse la posibilidad de estar a sola con usted misma o con su pareja, aunque más no sea para caminar al aire libre, charlar o mirar un atardecer junto al río.

Debo vs. Quiero

Normalmente, de lunes a viernes, se vive inmerso en presiones y rutinas. Aún los más pequeños están sometidos a esta ley inmodificable: si a ella le sumamos que los sábados a la noche vamos a cenar a lo de una hermana y los domingos al mediodía a almorzar a la casa de la madre, entonces, es muy poco lo que le queda al deseo y las ganas de…
Las rutinas fijas y los compromisos familiares inmodificables, a la larga, terminan convirtiendo el placer de compartir un momento en una pesada obligación que hace que nos sintamos terriblemente culpables de lo que nos sucede, tanto si cumplimos como si nos excusamos detrás, en general, de mentiras piadosas.
A las obligaciones afectivas, se agrega, durante el fin de semana, la limpieza y el orden en la casa que terminan con el poco espacio para el placer que quedaba libre.
Frente a este panorama, decir “no” es un paso importantísimo para que un fin de semana se convierta en ese oasis que todos deseamos. Piense que negarse no duele como sacarse una muela, el tiempo que demanda no es mayor que el que va a usar para decir que “sí” y puede evitar que hagamos algo que no queremos.

El mal peor: la soledad

En la era de la comunicación, cada vez son más las personas que están y se sienten solas. Muchas son las razones: el desarraigo de quienes dejan su lugar de origen por distintos motivos, la forma en la que se vive en las grandes ciudades y sus relaciones interpersonales tan frías y distantes, el aumento de los divorcios y las separaciones, el auge de los valores individualistas, la ambición laboral desmedida, las profesiones solitarias, la competitividad y, de especial modo en los adultos mayores, la pérdida de afectos.
Con el paso del tiempo, la persona solitaria tiende a volverse insegura y cada vez le cuesta más relacionarse con los demás (muchas veces se muestra huraña, un poco agresiva y puede llegar a dar respuestas defensivas sin ningún motivo).
Esta situación se tapa de lunes a viernes con la vorágine de la actividad laboral o el cuidado de los nietos, pero se siente a full los fines de semana cuando el ritmo cesa, todos se van y se produce un terrible hueco muy difícil de llenar.

Existen dos alternativas ante esta situación:

1) Negarse a adoptar conductas autodestructivas como aburrirnos, lamentarnos, comer en exceso, beber alcohol, consumir psicofármacos o pasarse largas horas frente al televisor.
2) Echar mano de recursos positivos como ir armándose de a poco una red social conociendo gente que tengan gustos afines, concurriendo a fiestas, bailes o lugares de encuentro para gente sola, viajando en grupo o participando en tareas de voluntariado.

¡Qué linde finde!

Empezar el sábado y terminar el domingo con alegría y bienestar es disfrutar de un tiempo de libertad y goce que sobreviene cuando se pudo cumplir con las obligaciones de la semana laboral y nos disponemos a usar el propio tiempo como mejor nos plazca.
Para lograrlo, hay que ser capaz de conectarse con uno mismo y preguntarse quién se es y adónde se quiere ir o llegar en la vida, algo más trascendente que elegir la película para ver o el restaurante bueno y barato.
En una sociedad armada para “hacer por hacer” y siempre en compañía (de quien sea), el poder dedicar algún rato aunque más no sea a estar solo y en silencio para escuchar la voz interior puede resultar una cosa incómoda y rara, digna de un yogui. Pero los grandes cambios, las grandes decisiones de una persona no se toman en medio de gente sino en soledad. Y esas grandes decisiones son las que permitirán en algún momento disfrutar de un fin de semana al sol.

www.domingocaratozzolo.com.ar.

CRIARÁS A TUS HIJOS CON TODO EL RIGOR

Sunday, March 15th, 2009
Diario Crítica de la Argentina
Sociedad / Edición Impresa
La nueva máxima de los ricos y famosos
Por Josefina Licitra
Asesoramiento: Lic. Felisa Senderovsky y Lic. Iris Pugliese.

Las niñas Obama tienden sus camas todos los días. La heredera del imperio Zara dobla prendas en un sótano por orden del padre. La hija de Madonna pierde el derecho a usar su ropa si la deja tirada.

Family. Las chicas Obama, además, lavan los platos todas las noches, dice Michelle.
Todas las mañanas, Malia y Sasha Obama –las hijas del presidente de los Estados Unidos– amanecen en su cuarto de la Casa Blanca y hacen lo mismo –o mucho más– que cualquier niño de clase media: tienden su cama, limpian su habitación y toman su desayuno en la misma cocina donde –la noche anterior– tuvieron que lavar los platos. “Ordené al servicio de la casa que no les hiciera más fácil la vida a las niñas y que delegara en ellas parte de las tareas domésticas, porque deben continuar siendo obedientes”, explicó Michelle Obama a la revista People y con ese argumento marcó la parábola de una tendencia que cala hondo en la clase poderosa mundial: la de criar a los hijos con dinero, pero también con rigor.

Un relevo realizado por el grupo británico Barclays Wealth –perteneciente a la banca Barclays– entre sus 800 clientes más ricos advierte que la mayoría de los padres y abuelos megamillonarios se están volviendo más estrictos en relación con los términos en que su prole puede heredar su dinero y su poder. El caso más emblemático es el del magnate hotelero Barron Hilton, que desheredó a su nieta Paris en 60 millones de dólares luego de que fuera detenida varias veces por manejar borracha. “Los padres están más estrictos –explicó Jeremy Arnold, de Barclays Wealth–. Perciben la amenaza de que sus hijos despilfarren su riqueza. Por eso, más del 50% de los entrevistados aseguran que, antes de poner un dedo sobre su fortuna, sus hijos tendrán que obtener un título universitario o tener un trabajo decente.”

Amancio Ortega, dueño de la cadena de ropa Zara –perteneciente al Grupo Inditex– y octavo hombre más rico del mundo, tiene esos planes. Aunque el hombre vuela en un avión de jeque árabe, Marta Ortega –considerada la heredera y sucesora del imperio– tuvo que empezar a trabajar en 2007 –a sus 23 años– luego de obtener una licenciatura en Ciencias Económicas. ¿Su cargo cuando empezó? Tenía que doblar ropa en el sótano de Bershka, una suerte de Zara británica del Grupo Inditex.

¿Por qué los hijos ricos deben tener vidas “difíciles”? Para Iris Pugliese, codirectora del Centro Psicoanalítico Argentino, esta línea de conducta está relacionada con el temor de los padres: ellos saben, ahora más que nunca, que todo lo que llega puede irse. Y quieren que sus hijos estén armados ante la posibilidad de que el día de mañana no haya un peso. “Los magnates estrictos con sus hijos son los que se hicieron de abajo –explica Pugliese–. En esta época, en la que la fortuna de muchos dio un vuelco, a tal punto que hubo quienes se suicidaron, la gente del poder debe querer dejarles a sus hijos un legado de trabajo, una rutina que incluya, mediante gestos más o menos simbólicos, el esfuerzo y la capacidad de lucha.”

Sin exagerar demasiado, Bill Gates intenta poner cierta disciplina dentro de su casa. Sus tres hijos pueden hacer prácticamente lo que se les dé en gana, pero –a diferencia de todos los niños de clase alta y media-alta del mundo– no pueden usar iPod ni iPhone. El motivo, en realidad, no es exactamente pedagógico: ambas marcas son de Apple, la competencia de Microsoft.

Por su parte, Lourdes –la hija de Madonna– tiene luz verde para portarse a su antojo, pero con una condición: no debe dejar tiradas por el piso las toneladas de ropa que le compra su madre. Si lo hace, Madonna le confisca las prendas y se las devuelve sólo si mantiene la habitación en orden durante el resto de la semana. Además, Madonna no le habla a su hija de dinero. Y es que, según el relevo de Barclays Wealth, la mayoría de los encuestados cree que nunca es buena idea decirle a tu hijo –cuando es chico– que estás forrado en plata. Para el 40%, el sinceramiento debe llegar a los 21 años de edad. Y para el 9%, recién a los 31.

Para la licenciada Felisa Senderovsky, vicepresidente de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires, esta exigencia disciplinaria sobre los hijos ricos tiene también otro matiz: “Se trata de gente que está mucho tiempo afuera de sus casas, y que no tiene tiempo para dar contención a sus hijos –explica–. A cambio de contención, les pone límites. Cuando los Obama mandan a sus hijas a hacer la cama, o cuando Madonna reta a su hija porque tiró la ropa, se deposita en ese límite un acto de presencia que probablemente no está existiendo”.