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QUIERO PASAR LA NAVIDAD SOLO

Sunday, December 24th, 2006

PÁGINA DE Ciudad.com
SECCIÓN RELACIONES
Por Alice Pollina

Cuando todos planean reunirse con sus seres queridos, hay personas que prefieren estar lejos de familiares y conocidos. Se excluyen de la fiesta y dicen que así están mejor.
¿Por qué?

ARBOLITO SIN REGALOS NI GUIRNALDAS

Por diversas circunstancias, muchas personas eligen pasar la navidad sin compañía.

¿Querer pasar navidad solo es sinónimo de estar deprimido? Contesta el Lic. Sanchez Bodas.

Llega la Navidad y el mundo se llena de colores. Rojo Noel, verde pino, blanco nieve, luces multicolores, frutas abrillantadas en todos los tonos. Los copos proliferan aún en el Caribe propiciando la llegada de un mágico trineo volador. Todo es festejo, brindis, unión, familia y buenos deseos. Millones de personas alrededor del mundo se preparan para la cena que precede a la cuenta regresiva hacia el descorche, algunos hasta viajan miles de kilómetros para juntarse con sus seres queridos. Y de pronto alguien pronuncia una frase inoportuna por excelencia con la radiante impunidad de quien nada contra la corriente: “quiero pasar la Navidad solo”.

¿Cómo? La intriga se multiplica en interrogantes que tratan de escrutar las razones por las cuáles, para algunos, la soledad se resignifica en esta temporada en la que todos tratan de evitarla. “No quiere decir que la persona esté deprimida – advierte el Licenciado en psicología y counselor Andrés Ricardo Sanches Bodas, director de Holos-. Esa persona sólo busca pasar la Navidad mejor y, por circunstancias diversas, está mejor en soledad”.

¿Cuáles son esas circunstancias?¿Será porque odia las garrapiñadas? “A través del tiempo se fueron agregando rituales paganos, el armado del arbolito, las comilonas, los fuegos artificiales …– comenta la Licenciada en Psicología Iris Pugliese, co-directora del Centro Psicoanalítico Argentino. Algunas personas, conectadas más con el sentido religioso de la festividad no necesitan de los signos aparentes para celebrar. Pueden en cambio concurrir a una Iglesia y rezar rindiendo así su homenaje”.

¿Será que está triste? “Algunas personas pueden sentir que lo que habían proyectado no lo pudieron llevar a cabo- señala Pugliese-. Si son muy rígidos se sienten fracasados y al encerrarse evitan el contacto con los que, suponen, pueden hacerlos sentir mal. También están los que pueden haber sufrido pérdidas importantes y creen que entonces no hay que festejar porque no hay motivo de alegría”.

¿Será que no nos soporta? “Hay familias para las que estas fechas son el mejor pretexto para reunirse – afirma Pugliese-. Para otras, lo mejor es estar lo más lejos posible de los parientes para no tener que encontrarse hipócritamente con gente que les resulta desagradable. Y otros sentirán que para estar mal acompañados lo mejor es estar en la agradable compañía de uno mismo”.

¿Será que está de mal humor? “Pueden ser personas depresivas que sienten tristeza en las fiestas, y les parece que los demás no las comprenden, o les van a exigir un buen humor del que no disponen – explica la Licenciada-. También pueden estar atravesando crisis personales y no quieren contagiar su mal humor a los demás, piensan que sólo deben compartir reuniones cuando están bien. Muchos pueden creer que si su rendimiento a lo largo del año no fue exitoso una manera de castigarse es no estar presente en una reunión alegre que no se merecen”.

¿Será que no le prestamos suficiente atención? “Algunas personas suponen que una fiesta no les va a cambiar la vida, que lo mejor es esperar que pasen y de ese modo pasar ellos también desapercibidos – describe Pugliese-. A veces, recluyéndose pretenden llamar la atención de sus familiares y amigos acerca de lo mal que están para que los protejan.

Las fiestas de Navidad de alguna manera implican que se ha cumplido un ciclo para comenzar otro nuevo. Hay consenso mundial en ese sentido. Es complicado recluirse en un zapallo y programar algo muy diferente de lo que la humanidad experimenta. Por ese motivo cuando en vez de alegría, de deseos de compartir, de comenzar el nuevo ciclo con esperanza y nuevos proyectos, la persona se siente a contrapelo de las emociones colectivas emergen sentimientos de no pertenencia, y de marginación. También alguna gente en tren de verificar si es aceptado por su entorno se pone a la expectativa a ver si lo llaman a reunirse. No toman ellos la iniciativa aunque se mueran de ganas de reunirse y festejar. Están a la defensiva. Y en ese defensa a ultranza se pierden lo esencial: que es reunirse para recibir y dar amor.

¿Qué se puede hacer para ayudar a una persona que se aísla en Navidad, pero eso no lo hace sentir bien? ” Lo principal es tratar de averiguar por qué no quiere compartir la reunión con la familia o amigos – indica Pugliese-. De acuerdo a eso ir aclarando posibles prejuicios, deseos de autoboicot y automarginación, autoexigencias desmedidas, etc. Lo principal es desdramatizar la situación. Que puedan sentir que el mundo no se termina en cada Navidad y que la vida siempre da oportunidades de comenzar de nuevo. Que sólo es cuestión de proponérselo”.