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TODOS QUIEREN SER TEENS

Saturday, November 11th, 2006

Revista Noticias, Sección Tendencias, 11/11/2006
Por Ana Peré Vignau. | Fotos: Cedoc

Grandes y niños copian a los adolescentes. El mercado los puso en la mira y apuestan a productos “transgeneracionales”.

Ni los puritanos Ingalls, ni “Los locos Addams”: el nuevo tipo de familia se parece a los protagonistas de “Casados con hijos”. Los Argento representan este nuevo modelo donde reina la ambigüedad de roles. El padre inmaduro, los hijos eternos adolescentes y la madre que también reniega contra lo que tenga que ver con responsabilidades y vida adulta.

Tiempos modernos

Hoy se vive la ruptura de los viejos paradigmas y en este cambio de papeles todos quieren vivir en ese limbo entre juventud y madurez. Así lo señala un análisis realizado por Consumer Trends, una empresa encargada de detectar tendencias. Según este informe, está en proceso una nueva configuración del ciclo de vida. El ritmo de esta época afecta la forma de conceptualizar a la “familia modelo”: no más padres y hermanos reunidos en torno a la mesa, frente a la comida caliente preparada por mamá. Esa imagen idealizada ya no condice con esta sociedad que, apunta el sociólogo Zygmount Bauman, es “híbrida y de formas difusas”. Así, a nadie asombra que una cartera con el icono infantil “Hello Kitty” la quiera comprar tanto una chica treintañera de Palermo Soho como una pre teen de 10.
“Los límites son borrosos entre las distintas generaciones. Los adolescentes irradian sus valores a toda la población. Hoy lo que vemos es que esta etapa en la que existe el permiso para reinventarse y tener libertad es la más extendida -señala Mariela Mociulsky, licenciada en psicología, psicóloga social y especialista en investigación de mercado, actualmente a cargo de Consumer Trends-. Cada vez más rápido, los chicos dejan de ser chicos para convertirse en adolescentes. Por otro lado, ¿cuándo termina la juventud? El tema es ambiguo, pues los adultos copian a los adolescentes. Usan la misma ropa que ellos, imitan su forma de hablar. Ahora todo es mucho más laxo y reina más un estado mental que cronológico”.

Límites borrosos

Representan muy bien la tendencia los Argento: él, un fracasado vendedor de zapatos, ella, un ama de casa sin mérito que reniega de sus hijos y de las tareas domésticas, descreen de la armonía familiar como valor y de ser maduros y asumir compromisos, ni les hablen.
“Hoy decir soy un adulto, tengo las cosas claras, es lo más aburrido, es como estar muerto. Antes mostrarse asentado y saber lo que se quería era un valor. Hoy no. En las encuestas que hicimos nadie se autoclasificó como adulto. Como si ser adulto fuera dejar de ser joven, que hoy es lo principal”, advierte Mociulsky.
En este desplazamiento de las fronteras se instituyen nuevas categorías, cada una con estéticas, valores y consumos diferenciados: los “tweens”, niños entre 6 y 11 hipermediatizados, eficaces usuarios de la tecnología, con gran influencia en las compras del hogar; los “adolescentes”, que irradian sus valores a toda la sociedad y los “kidults”, adultos-niños que buscan divertirse, defienden la creatividad, el juego y el capricho. “Crece mucho el merchandasing dedicado a ellos, como el de la película Star Wars -advierte la experta en tendencias-. Y son cada vez más. Una mujer contó en las entrevistas que el novio había querido cambiar la mayoría de los regalos de casamiento por la última PlayStation”.
Así, películas de dibujos animados como “Shrek” o “Cars” generan idéntica fascinación en adultos y chicos; juegos en red son debilidad de teens y también de treintañeros y festivales de música (BUE, Creamfields, Personal Fest) sirven para canalizar estas ansias de sentirse joven, porque resurgen con nuevos bríos bandas de otras épocas que cosechan fans de diferentes generaciones dispuestos a sacudir las pistas de baile y rockear sin que importe la fecha que marca su DNI.
“A nivel publicitario el espíritu joven es el aspiracional de todos. Un comercial le llega a alguien de 40 si está protagonizado por un chico de 25 -puntualiza Raquel Haymes, jefa de publicidad de Movistar-. Lo que domina este tiempo no tiene que ver con el deber ser, sino con el deseo de realización instantánea, que es algo adolescente. Por eso, lo que más se tiene en cuenta es cómo se vinculan los jóvenes con las cosas, porque esas actitudes son las que cada vez están más exacerbadas en otras franjas etarias”.
Junto con este avance de “lo teen” crece el segmento “senior”. Decisivo en los mercados, pagan por productos premium a cambio de más calidad y beneficios para la salud, valoran las novedades, los viajes y el placer. Ya no son más los viejitos que hamacan a los nietos en la plaza: viven una segunda juventud, que incluye viajes, proyectos pendientes, nuevas parejas, cirugías estéticas y productos anti-age.
“Si todo el empeño de la ciencia está puesto en el mejoramiento de la calidad de vida y en su prolongación, no asombra que la vejez sea una etapa a evitar o, al menos, disimular -observa la psicóloga Iris Pugliese-. Eran otros los tiempos en los que llegar a una edad avanzada implicaba madurez y profundidad espiritual. Hoy, la etapa de la vejez está representada por aquello a lo que nunca se quiere caer”.

Edad de oro.

La ruptura de estereotipos incluye nenes que manejan computadoras mejor que cualquier adulto, personas en edad de ser padres que coleccionan obsesivamente muñecos y revistas de historietas y treintañeras que se visten con dibujitos “Puka” como si fueran a ir al jardín de infantes. ¿Reino del revés?
“Toda la relación intergeneracional está siendo trastocada -detalla la licenciada Pugliese-. Los niños se empiezan a sentir muy seguros de sí mismos y más autosuficientes que nunca. Los adolescentes y jóvenes gozan de vitalidad y de tiempo ilimitado para hacerse responsables de sus vidas. Y los adultos no están queriendo asumir la propia madurez, entonces tratan de camuflar de mil modos la evidencia del paso del tiempo y el ingreso a la peligrosa etapa de la vejez”,
El tránsito hacia la adolescencia vive su hora pico: la ruta está atestada. Es que, el nuevo mapa social impone la juventud. Nada de adultos trasnochados ni de pequeños que se chupan el dedo. Hoy todos son cool.