PORTADORES DE APELLIDO: EL GRAN HERMANO

Revista Noticias, Sección Costumbres, 14/10/2006

Por Ana Pere Vignau aperevignau@perfil.com.ar

El mundo de la farándula está lleno de competencias fraternas. Colgados de la fama, injustos segundos planos y rivalidades. Exitómetro caprichoso.

Si todo sale bien, los dos logran la gloria. Pero no pasa casi nunca. Cuando alguien decide hacer lo mismo que su hermano famoso, lo más seguro es que quede envuelto en un tornado de comparaciones. Y ya se sabe que son odiosas. Así y todo, no son pocos los que hacen el intento. Están los que arrancan juntos y, por h o por b, uno de los dos queda tecleando por el camino. O los que “se cuelgan” del éxito de su pariente cercano y hacen abuso de apellido. También hay varios que logran el efecto sube y baja: se alternan por épocas para vivir su gran momento. Incluso figuran en la lista aquellos injustamente eclipsados por la célebre figura fraterna. Ejemplos, de todos, a montones.
Nadie puede negar que si alguien merece ser Santa Patrona de esta nota es Silvia Legrand. Hoy cultiva el perfil bajo, pero la vida de “Goldie” no siempre fue así. Arrancó la carrera artística junto con Mirtha, en la película “Hay que educar a Niní” (1940). Y después de trabajar con y sin la “Chiqui”, decidió retirarse del mundo del celuloide. La cosa quedó así: Silvia se convirtió en perfecta ama de casa y su gemela en diva nacional. El medidor de éxito (el exitómetro) nunca quedó más desparejo en esta dupla. Pero, en apariencia, todo fue buscado.
Claro que la cosa se complica cuando surge la rivalidad. “El éxito o el fracaso laboral o social puede indicar tanto mayor aptitud para la carrera elegida como el grado de sentimientos de amor, hostilidad y culpa inconscientes que perpetúan una disputa que en sus orígenes se refirió al cariño por los padres -señala la psicóloga Iris Pugliese-. Si aquel niño que se sintió menos querido por sus padres ya de adulto fracasa en el mismo ámbito de competencia que su hermano confirmaría así su antigua sensación de ineptitud que retroalimentaría su hostilidad fraterna y deprimiría aún más su autoestima”.

Inseparablemente juntas.

Una es top y la otra da los primeros pasos sobre la pasarela. Es que, Natalia es casi tan linda como Julieta. Casi. Por eso, quiso tomar distancia de la competencia y se fue a trabajar de modelo a Chile. Pero no se aguantó y hoy recibe el empujoncito de la Prandi conocida. “Le estoy dando una mano porque no conoce mucho el medio. Estamos juntas en Multitalent, y a mí me cae muy bien que sea modelo”, advirtió Julieta a revista Caras. Y se ocupó de agregar que entre ellas “no hay celos” y que la suya no se parece “ni ahí” a la relación de Geraldine y Nicole Neumann, dos rubias hot que la rivalidad las llevó a retirarse la palabra.
“La relación entre hermanos siempre encierra sentimientos amorosos y hostiles, por eso se habla del ‘complejo fraterno’, que cumple muchas funciones en la estructuración de la personalidad -detalla Pugliese-. Asimismo los conflictos no resueltos en la relación con los padres pueden trasladarse al vínculo entre hermanos en un intento por resolverlos”.
Dos años más grande que Emilia, Agustina Attías busca arañar algo del halo de celebrity estival que obtuvo su hermana vedette-modelo. Viven juntas, se prestan la ropa, las dos son lindas y también comparten la adoración por actuar. ¿La diferencia? Una es preceptora en un colegio del barrio de Colegiales y hace changas como promotora y la otra se calza las plumas en las obras más exitosas del teatro de revistas. “Nunca hubo competencia -se ataja Agustina-. Es complicado entre hermanas mujeres pero nos llevamos bien. Yo tengo un perfil más bajo que el de Emilia, porque uso el sueldo de mi trabajo para pagarme los estudios. Sé que ella puede darme una mano, pero prefiero hacerme de abajo”.

Otra que está destinada a ser la sombra de su hermana conocida es Natalia Pastorutti. Hay quienes dicen que la talentosa es ella, la más tímida y reservada. Dos años menor que “la Sole”, acompaña a la cantante de Arequito, Santa Fe, en los shows. Sin embargo, no ganó el mismo trato que la llamada “diva de los ponchos”. Quedó algo relegada. “En la familia, cada uno sabe el rol que ocupa. Yo también participo y canto pero la artista es Sole. Me propusieron grabar un disco solista pero ahora estoy con la facultad, estudiando abogacía y no hay mucho tiempo.”, confiesa Nati, siempre al pie del cañón cuando la famosa de la casa necesita un consejo o que la acompañen el primer día a un gimnasio nuevo. La star del folclore aclara: “Todo lo que soy se lo debo a mis padres, pero no me imagino una vida sin Natalia, sin tenerla cerca, siempre presente”.

Sean unidos.

Pero no deberían preocuparse los que no triunfan como aquellos de su misma sangre. Según la licenciada Pugliese “cada persona tiene sus propios dones o virtudes que debería atreverse a investigar por sus propios medios”. Verdad es que no siempre es así y son muchos los que se sienten tentados a “colgarse” de la fama del hermano.
Suspiró con sacarse a las chicas de encima como Mariano, “el actorcito de la familia”. Sin embargo, Diego Martínez no tuvo tanta suerte. Eso sí, vivió su minuto de fama (casi literal). Desplegó un sobrevuelo fugaz por la farándula que incluyó rol de notero en magazine de América. conducción de “Música Total” por Canal 13 y también calentó silla en la mesa de “Polémica en el bar”. “Mi sueño es vivir de la actuación”, confesó esta promesa de estrella que hoy no liga ni un bolo.
Quien tiene líos con esto de seguir ciertos mandatos familiares es Gianfranco Macri. Su hermano Mauricio aparece como el empresario ejemplar que, además, supo casarse con la más linda. En cambio, el rechoncho del poderoso clan no es lo que se dice el predilecto. Sobre él suelen recaer los negocios secundarios de los Macri: un restaurante en Punta del Este, el golf de Buenos Aires y asuntos menores.

Mucho más que dos.

“Cuando los hermanos más allá de la infancia y adolescencia deciden continuar por la misma senda de la vida y seguir ligados a través de la elección de la misma profesión o trabajo, es posible que el deseo de perpetuar el vínculo fraterno-solidario sea más intenso que el de individuarse y de arriesgarse a enfrentar la vida en soledad. Del mismo modo puede indicar que el ‘complejo fraterno’ sigue vigente y pugna por encontrar una resolución en un ámbito que no es el familiar, sino el social”, precisa Pugliese.
Ah, la fama. No poder salir a comer, gastar miles de billetes en vidrios polarizados y gorras de béisbol para no ser reconocidos, zigzaguear fans, ser adorado, vivir en una chacra de barrio cerrado. Muchos creen que todo eso forma parte del ADN y que alcanza con la fama del hermano para abrir cualquier puerta. Pero a veces los genes parecen no ser tan infalibles.
Otra que está destinada a ser la sombra de su hermana conocida es Natalia Pastorutti. Hay quienes dicen que la talentosa es ella, la más tímida y reservada. Dos años menor que “la Sole”, acompaña a la cantante de Arequito, Santa Fe, en los shows. Sin embargo, no ganó el mismo trato que la llamada “diva de los ponchos”. Quedó algo relegada. “En la familia, cada uno sabe el rol que ocupa. Yo también participo y canto pero la artista es Sole. Me propusieron grabar un disco solista pero ahora estoy con la facultad, estudiando abogacía y no hay mucho tiempo.”, confiesa Nati, siempre al pie del cañón cuando la famosa de la casa necesita un consejo o que la acompañen el primer día a un gimnasio nuevo. La star del folclore aclara: “Todo lo que soy se lo debo a mis padres, pero no me imagino una vida sin Natalia, sin tenerla cerca, siempre presente”.
Sean unidos. Los lazos fraternos pueden llegar a ser cosa seria. Sin embargo, “mellizos” que deciden seguir el mismo rumbo ya es palabra mayor. Idénticos, futbolistas, pero con talentos diferentes. Tiempos difíciles, en este sentido, para Gustavo Barros Schelotto. Mientras Guillermo se agranda cada vez más como ídolo de Boca aún sin jugar, él patea sin pena ni gloria en clubes internacionales Clase C después de haber pasado por Gimnasia de La Plata. Encima, tiene que aguantar que su “twin” sea el jugador argentino mejor pago del país: se lleva 575 mil dólares por año. Pocas situaciones tan desparejas.
Pero no deberían preocuparse los que no triunfan como aquellos de su misma sangre. Según la licenciada Pugliese “cada persona tiene sus propios dones o virtudes que debería atreverse a investigar por sus propios medios”. Verdad es que no siempre es así y son muchos los que se sienten tentados a “colgarse” de la fama del hermano.
Suspiró con sacarse a las chicas de encima como Mariano, “el actorcito de la familia”. Sin embargo, Diego Martínez no tuvo tanta suerte. Eso sí, vivió su minuto de fama (casi literal). Desplegó un sobrevuelo fugaz por la farándula que incluyó rol de notero en magazine de América. conducción de “Música Total” por Canal 13 y también calentó silla en la mesa de “Polémica en el bar”. “Mi sueño es vivir de la actuación”, confesó esta promesa de estrella que hoy no liga ni un bolo.
Quien tiene líos con esto de seguir ciertos mandatos familiares es Gianfranco Macri. Su hermano Mauricio aparece como el empresario ejemplar que, además, supo casarse con la más linda. En cambio, el rechoncho del poderoso clan no es lo que se dice el predilecto. Sobre él suelen recaer los negocios secundarios de los Macri: un restaurante en Punta del Este, el golf de Buenos Aires y asuntos menores.
Mucho más que dos. Los hermanos del espectáculo parecen ser una raza con comportamientos propios. Hay duplas que se sacan chispas, otras que beben de la fama ajena y también están las que conviven en la pantalla con aparente armonía. Es el caso de las hermanas Pais. ¿Quién es más popular? Lo de ellas parece darse como en una montaña rusa. Si bien los ’90 fueron de Federica, lo cierto es que hoy Ernestina está mejor posicionada. Puros caprichos del exitómetro mediático. O ráfagas de suerte.
“Cuando los hermanos más allá de la infancia y adolescencia deciden continuar por la misma senda de la vida y seguir ligados a través de la elección de la misma profesión o trabajo, es posible que el deseo de perpetuar el vínculo fraterno-solidario sea más intenso que el de individuarse y de arriesgarse a enfrentar la vida en soledad. Del mismo modo puede indicar que el ‘complejo fraterno’ sigue vigente y pugna por encontrar una resolución en un ámbito que no es el familiar, sino el social”, precisa Pugliese.
Ah, la fama. No poder salir a comer, gastar miles de billetes en vidrios polarizados y gorras de béisbol para no ser reconocidos, zigzaguear fans, ser adorado, vivir en una chacra de barrio cerrado. Muchos creen que todo eso forma parte del ADN y que alcanza con la fama del hermano para abrir cualquier puerta. Pero a veces los genes parecen no ser tan infalibles.