CINE: “CHICOS DE TERROR”

Portada Ciudad.com.ar y link a Clarín, 8/05/2005. Por Cecilia Galli.
En el cine de terror, muchas veces se recurre a los niños para encarnar el mal, y la fórmula es infalible. A la hora de asustar al expectador, el cine no conoce límites. Desde catástrofes naturales, invasiones extraterrestres, monstruos y fenómenos sobrenaturales, el abanico de opciones es interminable.

Pero a la hora de meter miedo de verdad, de ese que nos vuelve a la mitad de la noche y nos impide ir hasta la cocina a buscar un vaso de agua, el susto provocado por niños callados y de mirada inocente parece ser una de las fórmulas más efectivas.

La Profecía
¿Se trata de que el miedo es mayor cuando proviene de la aparente inocencia? ¿O que lo más improbable es más tétrico? En clásicos como El bebé de Rosemary (donde el bebé asusta sin mostrarse y sin hacer otra maldad que convertirse en el objeto central de las pasiones de los de afuera), La profecía, El exorcistay El resplandor, los niños aterrorizan a los adultos y a los expectadores, y su presencia les confiere una fuerza innegable a las películas. Los momentos más efectivos de El resplandor están dados justamente por las apariciones de las gemelas.

En Los niños del maíz, basada en la novela de Sexto sentido Stephen King, una pareja llega a un pueblo completamente dominado por niños, que han asesinado a todos los adultos. Una niña asesina aparece en La mala semilla y se ocupa de borrar del mapa a todo aquel que la molesta, y algo similar es lo que hace Macaulay Culkin en El buen hijo.

En El pueblo de los malditos (clásico de 1960 que cuenta con una remake de John Carpenter), un poblado entero se queda dormido, y un tiempo después todas las mujeres en edad fértil descubren que están embarazadas. Los chicos que nacen tienen un extraño pelo blanco y ojos más extraños aún; no tienen emociones y se relacionan únicamente unos con otros. Además, los chicos tienen el poder de dominar al resto de la gente.

En Cementerio de animales y en The Ring, sendos chicos aterrorizan y matan desde la ultratumba.

El porqué de semejante poder de asustar es claro: “el terror está ligado a lo siniestro –explica la psicóloga Iris Pugliese, co-directora del Centro Psicoanalítico Argentino-.

The Ring
Para Freud, lo siniestro tiene que ver con la aparición de una situación desagradable en un lugar inesperado. Del chico uno espera la pureza, el amor, la inocencia y la ausencia de maldad”.
La Licenciada Pugliese comenta que es por eso que cuando aparece la destructividad de parte de un niño, asusta.

En una entrevista a Takashi Shimizu, director de la reciente The Grudge (El grito), el cineasta explica que “tanto los niños como los ancianos actúan a veces de una manera que el resto de las personas no entendemos, a pesar de que todos seamos seres humanos. No comprendemos sus acciones aunque provengan de familiares que tienen nuestra misma sangre. Hay muchas ocasiones en las que los adultos se preguntan ‘¿cómo habrá pensado para actuar de esta manera?’ y aunque intenten entenderlo, no pueden. Los adultos viven muchas ocasiones como estas. Es, pues, un material muy fácil de utilizar”.

Cuando el niño es la víctima

La novela de Henry James Otra vuelta de tuerca, en la que una institutriz cree que los dos niños a los que cuida están poseídos por espíritus malignos, dio origen a una de las primeras películas de terror que tuvieron como centro a niños: The Innocents (en castellano Suspense), de 1961.
En esta historia de fantasmas, los niños son víctimas de una supuesta posesión y, finalmente, de la cruzada de su desequilibrada institutriz, que se propone librarlos del mal.

Por otra parte, el asustadizo protagonista de Sexto sentido pasa a ser parte del susto con su “veo gente muerta”. Cada vez que el niño empieza a sentir frío o pone cara de miedo, el expectador se prepara para ver a un fantasma.

En El espinazo del diablo, un grupo de huérfanos le teme a un fantasma, que es uno más de ellos, buscando vengar su muerte.