Archive for July, 2002

CADA VEZ HAY MÁS MUJERES INFIELES

Friday, July 12th, 2002
Revista Para Tí, Nº 4173, Sección Los Nuestros, 12/07/2002
Por Daniela Fajardo
Los casos de infidelidad femenina aumentaron a más del doble en los últimos años en Argentina: de 12 % a 27 %. Pero, a diferencia de los hombres no se trata de encuentros de una sola noche. ¿Qué busca en una relación paralela la mujer que engaña? ¿Puro placer? ¿Levantar la autoestima? ¿O revancha? Los especialistas responden. Y además, dan el perfil del infiel. Descubrí si sos candidata a engañar

Lola, casada con Guillermo, un exitoso empresario, siente que su pareja no funciona bien. Él no la escucha y su vida sexual no la satisface. Un día, un señor común y corriente le mueve el piso. Ella sigue viviendo con su marido, pero intercambia cartas de amor con Roberto. Este tercero en discordia es cariñoso, familiero, y muy atento, el polo opuesto de su marido. El triángulo que viven Millie Stegman, Miguel Ángel Rodríguez y Mario Pasik en la ficción de “Son amores” (canal 13), tiene todos los ingredientes que caracterizan a la infidelidad femenina: una pareja en crisis, necesidades insatisfechas y un tercero con todas las condiciones para saciarlas. Pero Lola no es la primera heroína de novela que se ve tentada por “otro”. Hace un tiempo, la “trampa” de Roxy con Panigassi (Mercedes Morán y Juan Leyrado), en Gasoleros, también fue un éxito televisivo.
¿La ficción supera a la realidad? ¿O más bien la refleja? Psicólogos y sexólogos aseguran que la infidelidad femenina está instalada en nuestra sociedad. Y además, está en aumento: cada vez son más las mujeres casadas o en pareja estable que acuden a consultar para plantear que tienen relaciones con otro hombre. Según estudios de diferentes especialistas, la cantidad de engaños femeninos se duplicó en los últimos diez años en Argentina. Pasó de 12 a 27 %. Y la tendencia existe a nivel mundial: el 48 % de las chilenas reconoció haber tenido un amante; el 50 % de las españolas es infiel; y en los Estados Unidos, la cifra subió del 50% en 1980 al 70% en 1997.
Aquí varias mujeres (que pidieron cambiar sus verdaderos nombres) nos cuentan sus experiencias infieles, y los especialistas analizan por qué lo hicieron.

¿Qué esconde una aventura?

“Los quince años que llevamos juntos nos convirtieron en amigos más que en pareja. La rutina mata cualquier relación. Por eso, cada tanto, me doy como una inyección de energía con una aventura. Es bárbaro. Me hace sentir más joven, deseada otra vez. Pero la corto rápidamente. No quiero empezar nada nuevo. Prefiero seguir junto con mi marido e hijas formando una familia, explica Silvia L. (42), dentista, madre de 3 nenas.
“Son muchos los motivos que pueden llevar a una infidelidad: escapar de la rutina, dar rienda suelta a las fantasías o levantar la autoestima, suelen ser los más comunes, pero siempre hay que tomar al engaño como indicador de que algo no está bien en la pareja”, plantea Iris Pugliese, licenciada en Psicología y Codirectora del Centro Psicoanalítico Argentino. La psicóloga Viviana Russo sostiene que el fenómeno tiene que ver con “conflictos de pareja: problemas matrimoniales y el miedo a separarse.”

Independencia e igualdad

Es difícil determinar si el verdadero aumento de la infidelidad femenina es una mayor cantidad de problemas en la pareja o una menor cantidad de perjuicios en la mujer. Marta S. (48), empresaria, cuenta: “Estoy casada desde hace 23 años, tengo hijos adolescentes y mi matrimonio es my rutinario. Por eso tengo un compañero sexual fuera de casa. Con mi marido vamos al club y tenemos un grupo de amigos. Un día comencé a fantasear con uno de ellos, también casado. Él se dio cuenta y me invitó a tomar un café a solas, a escondidas…Desde hace una año y medio somos amantes y seguimos manteniendo nuestros matrimonios. No siento culpa. Siento que tengo derecho a vivir y que se me está pasando el tiempo: es ahora o nunca.” Para la licenciada Laura Mansour, directora del Centro de Atención Psicológica para la Mujer y la Pareja, el crecimiento de esta tendencia está íntimamente relacionado con la liberación de la mujer: “La independencia de la mujer actual le permite ser infiel. Antes era diferente: dependía económicamente del marido. Si lo engañaba y era descubierta, corría el riesgo de perder el sustento. Hoy puede mantenerse sola.” Con ella coincide la licenciada Pugliese: “Las profesionales tienen mas chances de ser infieles que las amas de casa y se sienten más libres porque no dependen del marido.”
Graciela Sikos, licenciada en Psicología y sexualidad, asegura que “también influye el hecho de que hoy la mujer se incie sexualmente casi a la misma edad que el varón. Esto hace que ellas tomen actitudes más igualitarias.” Y esta nueva realidad se refleja hasta en nuestras leyes. En la Argentina hoy no se “castiga” al adulterio femenino. Dejó de ser delito en 1995, cuando se derogó la ley 24.453. Esta ley marcaba una diferencia entre los actos del hombre y de la mujer: para que él fuera considerado adúltero, debía tener una amante permanente, en cambio, cualquier mujer era culpable al cometer un sólo acto de infidelidad. Y podía ser condenada a penas que iban de un mes a un año de prisión. Hoy, la infidelidad es causal de divorcio, pero para ambos sexos por igual: solo hay que demostrar que alguno de los dos fue infiel.

Radiografía de una infiel

¿Existe un perfil de mujer infiel? El programa de terapia sexual y matrimonial de la Escuela de Medicina de Chicago evalúa a las “candidatas” a cometer infidelidades con las siguientes preguntas:
¿Trabajás fuera de tu casa?
¿Tomás la iniciativa en la cama?
¿Tenés educación media o superior?
¿Pasaste recientemente por una crisis en tu vida?
¿Te sentís decepcionada en tus relaciones personales?
Y si la mayoría de las respuestas son positivas, consideran que la mujer tiene posibilidades de engañar a su pareja.
Pero la realidad es mucho más compleja. La mujer comienza a ser infiel de una manera sutil. Casi sin darse cuenta. Entran en juego, además de los pensamientos, las fantasías y el deseo, el nivel de autoestima y sobre todo, de satisfacción. Porque la mujer no elije a un amante al azar. “Generalmente busca a alguien cercano, a quien idealiza, y le pone las características que quisiera encontrar en su pareja”, afirma el periodista Sergio Sinay, autor de “El amor a los cuarenta” Además, toda aventura femenina tiene varios electos comunes: el secreto, la intimidad emocional (cuando se confía al otro cosas que no le cuentan al marido) y la química sexual. Y fundamentalmente, en una relación así no hay que lavar platos, atender a los chicos ni preparar la comida; todo es placer.

Expertas en engaños

La actriz Marlene Dietrich solía decir: “A cualquier mujer le gustaría ser infiel. Lo difícil es hallar al hombre con quien serlo”. Lo cual deja la pelota en el campo de ellos: las mujeres somos infieles para pagarles con la misma moneda.
Por eso, en algunos casos, la mujer confiesa la traición para castigar al marido, porque lo que buscaba era venganza por un engaño de él. Si no, es difícil descubrir a una infiel. La mayoría de las veces oculta la trampa, y mucho mejor que el hombre. El Sr. Héctor, detective y director de Scanner, una empresa de investigaciones, asegura que “la mujer es mucho más cuidadosa que el hombre, no deja indicios. Arma muy bien sus coartadas y es difícil descubrirlas. “Como Margarita S. (70 años), quien tuvo esposo y amante durante 40 años. Y hoy sufre la depresión por la muerte de este último. Así se lo confesó a su psicólogo: Nunca nadie supo de mi relación fuera del matrimonio”.
A María D. (33) tampoco la descubrieron: ella misma se lo contó a su marido: “Cuando nació mi primer hijo conocí a un médico que me salvó la vida. Él era casado igual que yo. Y empezó a gustarme. Un día nos enganchamos y desde ese momento comenzamos a tener relaciones en cada visita al consultorio. Yo tenía muchas expectativas porque mi marido estaba estancado. Pensaba en divorciarme y juntarme con él. Pero después de 6 meses, la aventura se enfrió. Terminamos y le conté a mi marido que le había sido infiel. Primero reacciono mal y decía que nunca iba a perdonarme, pero después nuestra relación mejoró muchísimo y tuvimos otro hijo.” El caso de María, ama de casa, casada con un arquitecto, y madre de dos hijos, es una muestra de que se puede blanquear la situación y salir adelante. “Si la pareja está dispuesta a enfrentar la crisis, puede quedar más fuerte que antes” explica el sexólogo Adrián Sapetti.
Pero lo cierto es que la infidelidad es una de las principales causas de divorcio (60%). Y cuando la comete la mujer, la posibilidad de entendimiento y de perdón suele ser más difícil: a ellos les cuesta más olvidar.
Es cierta aquella frase: “El corazón comente actos que el corazón no perdona”. Tal vez lo más sensato sea preguntarnos qué modelo de pareja queremos y empezar a construirlo. De a dos. No de a tres.

La trampa en números

Argentina: El Dr. Jorge Alberto Albin, médico especialista en Psiqiatría y Psicología Clínica, asegura que hoy por lo menos el 27% de las mujeres ha tenido una aventura. Un estudio de la Licenciada Graciela Sikos de 1992 decía que el 12 % de las mujeres tenía relaciones sexuales fuera del matrimonio. Hoy el 25 % de los clientes de los detectives son hombres que piden investigar a sus esposas (dos años atrás representaban sólo el 10 %). Para la Dra. Sonia Blasco, las consultas sobre el tema aumentaron un 10 %.
América latina:
El 45% de las mujeres son infieles, según datos del psicólogo Walter Risso.
Chile: El 48 % de las mujeres, afirmó en una encuesta haber tenido un amante durante su vida matrimonial.
Estados Unidos: Los índices muestran que la infidelidad femenina va en aumento: en 1980 engañaban el 50% de las mujeres y en 1997 el 70 %.
España:
Las encuestas dicen que el 50 % de las mujeres son infieles.

Diferentes estilos

Ellas

Son infieles cuando no están conformes con sus maridos.
Perdonan más fácilmente el engaño.
La justificación de una infidelidad es, primero, el amor, y, después, el sexo.
Son muy cuidadosas, no dejan indicios al alcance del marido.
Pueden enamorarse del amante y se les hace difícil seguir viviendo con el marido.
Es raro que reincidan.
Tienen aventuras amorosas, es decir, emocionales.
Sienten culpa. Piensan que están traicionando a su familia.
Rara vez confiesan que han sido infieles.
Tienen aventuras con hombres de su entorno. Casi nunca pagan por un amante.

Ellos

Son infieles aunque tengan un alto concepto de su matrimonio.
Rara vez perdonan.
La justificación de una infidelidad, siempre es el sexo.
Son más descuidados, se olvidan de cubrir las pistas del engaño.
Si se enamoran de su amante, pueden mantener la doble vida mucho tiempo.
Es probable que reincidan.
Tienen aventuras sexuales, sin sentimientos. El 90 % de las aventuras son por una noche.
Sienten culpa sólo por haber engañado a su esposa.
Cuentan a sus amigos sus infidelidades.
Pueden tener aventuras con desconocidas o no. Muchos pagan para tener sexo.

MIEDO AL ÉXITO

Monday, July 1st, 2002
REVISTA LUNA, 1º/07/2002.
Todos perseguimos el éxito. Pero no todos podemos disfrutarlo cuando llega. A algunos les da culpa, miedo, malestar. Otros le tienen tanto temor que se encargan de sabotearlo justo antes de que se concrete. Freud los llamó “los que fracasan cuando triunfan”.
Por qué para algunas personas, ganar significa perder.

Hay personas que cuando obtienen un logro, lejos de disfrutarlo, experimentan culpa, malestar o directamente comienzan a sabotearse hasta que lo hacen trizas. Son “los que fracasan al triunfar”, a quienes Sigmund Freud dedicó un artículo en el que describe minuciosamente este rasgo de personalidad.

La calle está llena de ejemplos. Es gente que lucha por conseguir una meta, pero cuando está a punto de llegar a ella, comete alguna barbaridad, una extravagancia o simplemente renuncia o se enferma.

¿Qué temen?

El padre del psicoanálisis fundamentó este fenómeno en la sexualidad infantil y el complejo de Edipo. La esencia del éxito consiste en haber llegado más lejos que el propio padre, siendo esto algo prohibido –explica la psicoanalista Iris Pugliese, del Centro Psicoanalítico Argentino–. De allí el intenso sentimiento de culpa y la necesidad de pagar por ello.”

No está de más agregar que el modo a través del cual se llegó a una situación exitosa, si bien no tiene que ver con los conflictos de la infancia, contribuirá a que la persona se sienta digna y merecedora de su logro y lo pueda sostener y disfrutar.

El cuco del éxito

Lo cierto es que, muchas veces, el éxito asusta, porque implica crecer y asumir mayores compromisos.
“Esto les pasa, por ejemplo, a los estudiantes eternos que nunca terminan de recibirse. Porque saben que si lo hacen dejarán su papel de hijos y tendrán que independizarse o afrontar un desafío mayor en lo profesional”, dice Matus. Pero también les ocurre a las personas que tienen una posición segura, aunque no muy ventajosa en el trabajo, y aunque saben que podrían obtener mayor éxito lanzándose por cuenta propia no se animan a ser emprendedores.

Sobreponerse al miedo

Lo importante es que no todos los que lograron algún éxito personal o profesional debieron renunciar a otras facetas de su vida como los afectos y la salud.
Es que el éxito “no tiene sólo que ver con lo material –dice Nora Fusillo– sino también con valorar y disfrutar lo que uno tiene sin entrar en esto de que es poco o mucho. Es cumplir con un propósito trascendente en la vida”.

Tampoco es cierto que haya que partir de una posición ventajosa sino más bien todo lo contrario. La historia de Alcira Montero (50), hoy representante de una compañía internacional de cosmética natural, así lo confirma. Alcira armó su empresa de la nada. Enviudó a los 37, con dos hijos de 14 y 10 años, y al poco tiempo perdió el trabajo que tenía como empleada en una compañía de seguros. “Estos golpes difíciles a veces te dan la oportunidad de cambiar. A partir de estas dificultades, yo empecé un trabajo interior”, cuenta. Mientras buscaba cómo sustentarse económicamente –probó reubicarse en lo mismo, pero no hubo caso–, Alcira empezó a hacer cursos, uno de ellos de cosmetología. “Y así surgió este proyecto, que pude realizar gracias al apoyo de muchas personas, familia y amigos. Hoy disfruto de un trabajo que me gusta, mis hijos crecieron y tengo una nieta. Me siento exitosa por ello”, asegura.

Los libros de autoayuda y los gurúes del éxito aseguran que no es para unos pocos sino que está al alcance de todos. Para lograrlo, hace falta perderle el miedo.