PAREJAS, BESOS Y RISAS

Revista Luna Nº 846, Sección Conductas, 15/09/2000
Aportar una dosis de humor a la relación ayuda a sobrellevar las diferencias y dificultades cotidianas. Cómo construir vínculos creativos y saludables a partir de la risa.
Por María Gabriela Ensinck. Asesoramiento: Lic. Iris Pugliese

Reir es la clave. En la etapa de seducción o con la relación ya consolidada, el humor puede hacer mucho por las parejas.
La mayoría de los matrimonios exitosos (dicen los expertos), ha aprendido a lo largo de los años a condimentar el amor con una buena dosis de humor, un ingrediente que distiende y quita dramatismo a las dificultades y enojos cotidianos.
En algunas parejas, las risas son la moneda de cambio cotidiana: basta con que uno de los miembros posea el don de ver el costado más gracioso de las cosas para que el otro se contagie. Pero a veces hace falta un esfuerzo consciente para no dejarse ganar por el mal humor ajeno.
“Llevarse bien es un trabajo. A veces es más fácil enojarse, pero esto no trae ningún beneficio”, admiten Mirtha Manno y Rubén Delauro, fonoaudiólogos y actores que dirigen la Escuela de Automejoramiento de la Risa y la Salud.
A partir de su experiencia de 16 años de matrimonio y profesión compartida, aconsejan: “Cuando uno de los dos se enoja y pierde los estribos, el otro debe darle la voz de alarma, no dejar que se propase con el lenguaje y los gritos”.
Las discusiones suelen comenzar por cosas pequeñas, pero que al repetirse generan enojo: el marido que deja el piso del baño mojado o la leche afuera de la heladera; la mujer que llega tarde o pierde las llaves del auto.
Ninguna de estas cosas vale realmente una discusión. Pero para muchos, son el puntapié inicial de interminables batallas. Manno y Delauro explican por qué es mejor encarar las diferencias de otro modo: “Un momento de ira provoca la liberación de hormonas suprarrenales, adrenalina y cortisol, que al acumularse resultan tóxicas. El organismo necesita de tres días para recuperar su equilibrio homeostático (su balance ideal) por cada 15 minutos de bronca. ¿Por qué tomarse las cosas a la tremenda?.”
Recurrir al sentido del humor para solucionar los inconvenientes cotidianos tiene muchas ventajas, porque genera vínculos creativos y dinámicos. Pero también tiene algunos inconvenientes cuando se intenta evadir los temas de vital importancia tomándolos a la ligera.
La terapeuta Iris Pugliese, codirectora del Centro Psicoanalítico Argentino, advierte: “El sentido del humor bien entendido no equivale a falta de seriedad para encarar la vida o los proyectos. Por el contrario ayuda a sobrellevar mejor las dificultades cotidianas. Sin embargo, el verdadero humor sólo es posible cuando el amor sigue vivo y hay deseos de continuidad en la pareja. De lo contrario , se transforma en sarcasmo, una forma solapada de la violencia.

El mejor remedio

La ciencia está aportando pruebas de ciertas verdades que el sentido común ya conocía. Estudios realizados por expertos en psiconeuroendocrinología (que analizan la vinculación entre el cuerpo y la mente) demuestran que las emociones positivas como la alegría, el buen humor, el optimismo, la tranquilidad, el entusiasmo y la fe son realidades bioquímicas que generan en el organismo distintas respuestas que ayudan a combatir y hasta revertir enfermedades

Y así como la ira y el enojo enferman, la alegría y la risa pueden curar. Una sola carcajada dilata el sistema cardiovascular, mejora la presión arterial, relaja los músculos y genera endorfinas (sustancias que tienen el efecto de mitigar el dolor). Además, está demostrado que la creatividad aumenta en un clima de buen humor.

Por eso la risa es también un buen camino para zanjar las diferencias en la pareja, aunque pocas veces una discusión acalorada puede cortarse con una carcajada. Aunque la situación que desató la ira sea irrisoria, en ests casos conviene esperar a que la situación se calme, y recién después bromear al respecto.
Es importante cuidar el lenguaje: “Cuando uno está enojado, hace y dice barbaridades de las que después se arrepiente”, dice Delauro.
“Las discusiones son normales y necesarias en toda pareja, pero se deben evitar los desbordes emocionales”.
También existen técnicas para recuperar el buen humor que se pueden aplicar en pareja.
Manno explica: “Hay que comenzar por preguntarse cuál es el motivo de su mal humor, si vale la pena y qué se gana con él. Si se trata de una nimiedad, nada se soluciona con poner mala cara, y si es un problema, lo mejor es buscarle una solución y no perder tiempo y energía alimentando la bronca”.
En la práctica, existen tantos métodos como parejas. “Cuando empezamos a trabajar juntos, vivíamos en un departamento chiquito, lleno de escenografías de teatro (recuerda Manno). Si teníamos mal humor, nuestra terapia era ir al Ital Park y subirnos a los juegos para matarnos de risa un rato”.

Fortaleza

Mantener viva la llama del amor requiere además de buen humor, una gran dosis de paciencia y de respeto. Carlos Espiño y Elvira Nievas llevan 34 años juntos y han sabido sortear las dificultades con buen ánimo y entusiasmo.
“Perdimos seres queridos, tuvimos problemas económicos y de salud, pero eso, lejos de distanciarnos, nos unió más, cuenta Carlos.
Su mujer admite que a él siempre le gusta hacer chistes y bromas, como la que le preparó para su cumpleaños número 60: “Me prometió una salida a solas al teatro y a cenar, y cuando llegué me encontré con una sala llena de parientes y amigos. La única que no se había dado cuenta de que estaba todo armado fui yo.”

Hoy, la pareja forma parte de la Asociación Amigos Nautas (Aminautas), un grupo de navegantes aficionados que recorre las islas del Delta llevando útiles, alimenteos y ropa a chicos de escuelas carentes.
El buen humor es un ingrediente importante en un decálogo tácito que fueron elaborando con los años. Según los Espiño, la clave para llevarse bien es “compartir las decisiones y decirle al otro lo que no nos gusta, pero sin faltarle el respeto”.
Las personas que tienen buen humor suelen construir relaciones más saludables y duraderas, porque cuando una persona está de buen ánimo, transmite una sensación de bienestar a los demás. Y es que una sonrisa vale más que mil palabras.

Parejas con chispa

El Midachi Dady Brieva aplica el buen humor tanto en el trabajo como en la pareja. Con Evelia, su mujer desde hace 20 años, asegura llevarse muy bien. “Ella no tiene problemas en sacarme fotos con una mina, o alcanzarme una birome para firmar una autógrafo”, cuenta. Y cuando las fans se ponen insistentes, una broma a tiempo arregla todo.
Jorge Guinzburg y Andrea Stivel, casados desde hace 10 años, también comparten el buen humor. Él es implacable con sus chistes, pero también se ríe de sí mismo. Asegura haber elegido a un mujer alta sólo para “mejorar la descendencia”, y niega rotundamente haberle prohibido los tacos altos a su esposa. “Es tanta la diferencia de altura, que no tiene sentido disimularla. ¿Qué le hace una mancha más al tigre?, se resigna.

Dos a reirse

La Escuela de la Risa y la Salud” propone técnicas para mejorar el humor, que aplican a la relación amorosa.
Al discutir, domine su lengua. Contenga las palabras que usted sabe que pueden herir o causar más problemas. Trate de remplazarlas con una sonrisa.
En los momentos de mal humor, traiga el recuerdo de los buenos momentos que vivió con su pareja o trate de recordar un buen chiste.
Incorpore en sus relaciones cotidianas frases humorísticas, chistes y acotaciones optimistas que remplacen las quejas y el lenguaje negativo.
Ayude a su pareja a recuperar el buen humor, siguiendo los mismos pasos.
Cultive la sonrisa y la risa. Al principio deberá forzarlas, pero luego surgirán naturalmtnete.

Para seguir leyendo

“La experienciencia del amor” de Robert J. Sternberg de Edit. Paidós.