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TRASTORNO POR ANSIEDAD GENERALIZADA

Wednesday, November 24th, 1999

Entre los “trastornos por ansiedad”, además de las crisis de angustia o panic “disorders”, figuran los trastornos por ansiedad generalizada, que según la Amerian Psychiatric Association, se presentan en el 4% de la población mayor de 18 años, al menos una vez en su vida.

Los mismos se caracterizan por una ansiedad persistente que dura alrededor de un mes.

Son sus síntomas relevantes:

  • 1. La tensión motriz: temblores, estremecimientos, tics palpebrales, intranquilidad, etc.
  • 2. Hiperactividad vegetativa: palpitaciones, taquicardia, sudoración, mareos, crisis de calor o de frío, diarrea, palidez, malestar en el estómago, sensación de vacío en la cabeza, etc.
  • 3. Expectación ansiosa: miedo anticipado respecto a desgracias que pudieran sobrevenir a uno mismo o a los demás.
  • 4. Actitud vigilante y alerta: atención exagerada a ciertos estímulos medioambientales, que confirmarían las presunciones alarmantes, con la consiguiente dificultad de concentración, insomnio, impaciencia, distraibilidad, sensación de no poder más, etc.

Los “trastornos por ansiedad generalizada” deben diferenciarse de cualquier otro trastorno mental o físico, como el hipertiroidismo, la depresión mayor, la intoxicación por exceso de café y de otros trastornos mentales orgánicos.

Los factores desencadenantes suelen ser reconocidos fácilmente, ya que provienen de circunstancias psicosociales que han generado el cuadro: separaciones, viudez, repentina, enfermedad de los hijos, relaciones conflictivas con familiares cercanos, problemas laborales, mudanzas, pleitos, ingreso en la menopausia, tener que afrontar intervenciones quirúrgicas propias o de allegados, hostilidad en las relaciones de pareja, etc.

No toda persona reacciona con un “trastorno con ansiedad generalizada” frente a una situación de estrés. La personalidad previa producto de la historia personal, además de los factores constitucionales predisponen al mismo.

Dado que los síntomas ya referidos producen una moderada incapacidad laboral y social, puede ocurrir que las personas afectadas por este padecimiento (en la desesperación por encontrar un paliativo que alivie su tensión), recurran al alcohol, los barbitúricos, y/o los ansiolíticos, que generan con el correr del tiempo una dependencia hacia ellos o una “depresión mayor”.

La precocidad en la consulta psicológica podrá ayudar a prevenir males irreparables.